¿Porqué autopublicarse?
En México es difícil que una editorial importante publique a un autor novel, principalmente porque es arriesgado, es decir, la publicación de un libro es cosa del mercado, una mercancía que deberá reportar ganancias y no pérdidas. Los autores "ganan" el 10 % sobre el precio del libro al público, el mayor porcentaje se lo lleva la distribución.
Cuando decidí dedicarme a publicar libros bajo demanda lo primero que me dijeron fue ¿porqué libros si nadie lee? Uno no escucha algo como esto: quiero que me imprimas un libro o conozco a una persona que tal vez quiera imprimir un libro, no, negativas, anunciaciones de desastre, fracasos anticipados, asombros increíbles... sin embargo, resistir es la consigna. Quienes nos dedicamos a esto de escribir, imprimir, publicar o más bien apoyar la autopublicación somos un gremio que predica en el desierto.
La impresión de libros de baja demanda, ha pasado por varias etapas, desde la incredulidad y cierto fracaso de quienes comenzaron, hasta un auge inusitado y su implantación como modelo de negocio al atender a un nicho del mercado: autores noveles o independientes o quienes se atreven a lanzar sus escritos al público sin esperar grandes ganancias. El mercado creció, la necesidad de publicar saltó al mercado gracias al celular y los lectores mayoritariamente jóvenes de libros electrónicos, ya no son, por lo tanto, indispensables las computadoras. El celular y las tablets hicieron posible el auge del libro electrónico con todas las ventajas que se les puede asignar: no papel y todo lo que eso significa, un circuito que puede ir desde lo local hasta la internacionalización. La promesa de obtener mayores ganancias quitándose al intermediario y distribuidor y una circulación más rápida.
En los hechos, por la experiencia que nos atañe, un autor desea, en principio, publicar lo que ha creado en años, su objetivo, que mencionan como un "sueño", es ver su obra impresa. Cuando se trata de autores únicos, no antologías ni libros para cursos, capacitación ni tesis, prefieren la autopublicación porque es más fácil vender, regalar o distribuir (todo eso)100 libros que almacenar 1000 ejemplares salidos del offset.
Como modelo de negocio han aparecido imprentas bajo demanda que migraron o son parte de la impresión tradicional, offset. Dado que imprimir un libro requiere tres momentos:
1. Escribir el libro
2. Diseño editorial y maquetación
3. impresión.
Se ofrecen distintos aspectos que, si bien son profesionales, incrementan la inversión que el autor tiene qué hacer tales como correcciones ortográficas, de estilo, diseño de portada e interiores, maquetación, dummies impresos. Los autores que se inician en el campo de la autopublicación, suponen que la impresión bajo demanda es más barata que el offset, lo cual difiere mucho de su suposición inicial porque no es lo mismo repartir gastos en 1000 libros que en 100 o 200. Grande es la sorpresa cuando saben que se requiere un archivo para imprimir y que tiene un costo si se necesita realizar diseño y maquetación con todo lo que eso implica y no un archivo salido de su procesador de textos favorito con errores de tamaño, espaciado, marginación, paginación y sin las partes que un libro debe tener.
En resumen, tal vez no sería arriesgado decir que la autopublicación, hoy por hoy, corresponde más a una ilusión que a una necesidad de ganancia; la impresión de libros bajo demanda está creciendo a un ritmo acelerado que va en camino de su equilibrio, profesionalización y regulación legal y reconocimiento como publicación, ya que no se considera lo mismo publicar 1000 libros en offset y con la firma de una editorial , aunque no sea tan conocida, como autopublicarse con 100 o menos que 1000 volúmenes; esto no invalida a quienes, y desde luego que los hay, autores que han encontrado en la autopublicación una forma de negocio al publicar libros de autoayuda, lo mencionamos no porque este tipo de libros no sean "buenos" sino porque dada la situación que vivimos la autoayuda, la "psicología" que se vende para consumo inmediato aparece como una necesidad que sustituye al diván o al consultorio del psicólogo. En el pueblo donde estoy la gente va al huesero, al brujo y como última opción al doctor o al fisioterapeuta cuando ya no hay remedio.
En fin, la impresión bajo demanda llegó para quedarse porque hay necios que creímos y creemos en los libros. Vale decir lo que en alguna ocasión decía ante un auditorio congregado para ser testigos del nacimiento de un libro (era una presentación): hay unos locos que escriben y otros que están más locos aún porque los imprimen pero todavía hay más locos que los compran para leerlos.
Lumpenpoeta 2021.
