ABRIL, MAYO JUNIO Y JULIO.
En 2015 iniciamos a editar e imprimir libros, la historia pudiera ser sencilla: un día regalé un poemario, fui a una papelería para comprar hojas amarillas (me dieron unas amarillas de esas de friégame la retina), corrí a una imprenta para que encuadernaran las hojas, llevaba entre mi ansiedad un archivo para la impresión de los interiores, ¿y la portada? me dijo el impresor, así que me fui a trabajar al estudio fotográfico que sabía de mis llegadas y salidas. Ahí imprimí la portada y la texturicé. Al otro día la llevé al impresor y esperé, esperé, esperé… finalmente el resultado ¡mi primer libro! lo mandé por paquetería. Tiempo, dinero y esfuerzo, mucho de todo eso. Así que pensé que podía hacer mis propios libros y más baratos. Un amigo carpintero siguió mis correrías e hicimos una encuadernadora de madera, adquirí una pistola de hotmelt y me puse a hacer libros. Investigué qué tanto había de editoriales bajo demanda en México, éramos unas cuantas, hoy 2021 hay muchas, unas nuevas, otras migraron de la impresión offset. Difícil camino ha sido, renuncié al estudio, conseguí endeudarme, digo, conseguí efectivo para adquirir equipo y llegó el primer libro, un poemario, luego otro y así. Desde ese entonces hemos impreso más de 60 títulos sin publicidad, mercadeo y esas cosas a las que accesan (es que ya no se dice acceden) las gentes de hoy: redes sociales, tuideeear (algo así, hace unos añitos decíamos tuiter y ya). Desde luego esto no hubiera podido ser así sin la participación de un amigo y recomendaciones por el trabajo realizado. Tres aspectos siempre nos han preocupado y a ellos van nuestros esfuerzos:
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