Foto: Lumpenpo
Me duele la espalda en este insomnio que me cubre.
Rasgo los sonidos desvencijados de las horas
es lo mismo cerrar o abrir los ojos
dejar caer el cuerpo
o sucumbir a la parálisis nocturna.
(Enciendo el televisor
las masacres se suceden en desfile de púrpuras notas).
Navegante noctámbulo en desvelo
nada me asombra ya ni me acomoda.
Un vaso sediento de una gota
una veladora de sombra iluminada
una Virgen sin milagro
un Cristo sin mano que lo cuelgue.
Rondan insectos en su mínimo zumbido.
Se cierran los párpados
en el negro baúl del rincón que me sustenta.
Sórdida manecilla en círculos guillotina el tiempo.
No regreses.
La noche se detiene.
Despunta el alba con su dotación de luz.